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ESTUDIANTES

Nuestro país y el mundo entero están atravesando una grave crisis, donde una significativa parte de su población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y padece:

HAMBRE, DESNUTRICIÓN Y ABANDONO

Parte de ello se debe a la gran cantidad de alimentos en buen estado que irresponsablemente son arrojados a la basura o desperdiciados.

Compartimos su alegría y su satisfacción por haber egresado y por ello le pedimos que comparta Ud. también, la meta que ha alcanzado, donando la harina y los huevos que se arrojan en la vía pública, degradando el entorno de la Manzana Jesuítica, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad a los comedores populares de las redes solidarias que actúan en nuestra Provincia de Córdoba.

GRACIAS POR SU COOPERACIÓN

Dra. Marcela Aspell    

La ONU llama a comprar menos comida para no desperdiciarla

Cada año se tiran a la basura 1.300 toneladas de alimentos en buen estado, es decir, comida que está en buenas condiciones, comida que sirve. Si pudiera redistribuirse ese caudal de alimentos, se acabaría con el hambre en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzaron una campaña para reducir semejante desperdicio. El mensaje de alerta es para todos los involucrados en la cadena alimenticia: desde los productores hasta los consumidores. Especialmente en países desarrollados.

Think.Eat.Save. Reduce Your Foodprin t («Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria») es el nombre de la campaña. «En un mundo de siete mil millones de habitantes, que aumentarán a nueve mil millones en 2050, el desperdicio de alimentos no tiene sentido ni a nivel económico, ni ambiental ni ético -aseguró el secretario general adjunto de la ONU y director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner-. Aparte del costo que conlleva, toda la tierra, el agua, los fertilizantes y la mano de obra necesarios para cultivar esos alimentos se pierde. Por no hablar de las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por la descomposición de los alimentos en vertederos y el transporte de los alimentos que finalmente se desechan. Para hacer realidad la visión de un mundo sostenible necesitamos transformar la manera en que producimos y consumimos nuestros recursos naturales».

«Juntos podemos revertir esta tendencia inaceptable y mejorar la vida de las personas. En las regiones industrializadas, casi la mitad del total de alimentos desperdiciados, alrededor de 300 millones de toneladas al año, se debe a que los productores, minoristas y consumidores desechan alimentos que todavía son aptos para el consumo -aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva-. Es más que la producción total neta de alimentos de Africa subsahariana, y sería suficiente para alimentar a los cerca de 870 millones de personas con hambre en el mundo».

Los consumidores en Europa, América del Norte y Oceanía tiran per cápita entre 95 y 115 kilos de comida al año, mientras que las personas que viven en el África subsahariana y el sudeste de Asia, según datos de la FAO y PNUMA, tiran entre 6 y 11 kilos. En Latinoamérica se tiran 100 millones de toneladas al año. «Esta cifra indica que entre el 10 y el 15 por ciento de los alimentos que se producen en la región jamás llega al estómago de una persona -dijo Robert Van Otterdijk, experto de FAO-. El problema son las exigencias europeas, que a veces se fijan más en lo estético que en lo nutricional.

Fuente: Clarin

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